miércoles, 16 de marzo de 2011

BOB.

Os voy a contar una historia. Me ha parecido curiosa. Para reflexionar, al menos. Es la historia de Bob Haney.

Bob Haney nació en Filadelfia, en 1926. Con 22 años comenzó a trabajar en la industria del comic book, en plan freelance. Escribía tebeos de crímenes, bélicos... rollo género de los cuarenta, para mogollón de editoriales diferentes.

En los cincuenta consiguió un contrato en condiciones con la D.C. Comics.  Escribió una barbaridad de páginas y creó a los 'Teen Titans'. Compaginó los tebeos con la animación y finalmente la espichó con 78 años. Fin.

¿Y por qué os cuento la historia de Bob? Pues mirad, porque después de miles y miles de páginas escritas, en 1972, un Bob ya veterano puede marcarse junto a Alex Toth una pequeña historietita con más libertad de lo acostumbrado. Era un complemento, una coda para cerrar un tebeo del Sargento Rock. El editor le da el O.K. Y Bob, pues como un niño con zapatos nuevos.

Éste es el tebeo. El pobre Bob reconoció que disfrutó como nunca escribiendo esta historia. Que cuando empezó en el negocio ni se imaginaba que se pudieran hacer cosas así en un cómic. Que se pudieran contar cosas de esa manera. Cosas que él creía que eran importantes.

Y sólo eran cuatro páginas. Cuatro putas páginas. Bob nunca hizo otro tebeo así. Siguió en la rueda, mes tras mes, hasta el final de sus días.

Así que no me jodáis cuando me habléis de los 'viejos artesanos del oficio'... porque muchos artistas estuvieron toda su vida hasta los cojones del mismo.


4 comentarios:

PAblo dijo...

Sí cuatro putas páginas... pero de Alex Toth que no era precisamente un "artesano" sino más bien un genio.

Con todo la historia es fantástica.

Impacientes Saludos.

TEBEOBIEN dijo...

pero bob si era un 'artesano'! no sé si me explico. claro que lo flipó al colaborar con toth! pero se quedó con ganas de más!

PAblo dijo...

Tebeobien,

Sí, te explicas. La colaboración con Toth en esa historieta le abrió los ojos a unas posibilidades dentro del medio que de otro modo a lo mejor ni se hubiera imaginado (O, al menos, es lo que yo te entiendo).

Lo que ocurre es que para que surja un Toth que ofrezca soluciones novedosas y geniales debe haber muchos Haney que mantengan esa industria y editores como el que comentas que les dén la suficiente libertad creativa.

Impacientes Saludos.

Votapardo dijo...

No me ha gustado el final. Esperaba algo diferente, algo que convirtiera la historia en una reflexión sobre el absurdo de la guerra y el imperialismo, no propaganda cristiana.